Desde la mirada integral del ser humano.
En la antropología cristiana, algunos teólogos y pensadores han profundizado en la idea de que el ser humano ha sido creado a imagen de la Santísima Trinidad. Esta perspectiva sugiere que así como Dios es una unidad de tres personas en una sola esencia, el ser humano también es una unidad de cuerpo, alma y esta, en su parte más elevada o profunda, es espiritual.
En el contexto de la terapia, es importante considerar la complejidad y la unidad de la persona en su totalidad. Este enfoque implica la concepción fundamental de existir por haber sido amado y como tal, llamado al amor en su doble dirección amar y ser amado.
La imagen de la Santísima Trinidad nos recuerda que la verdadera salud salud emocional y espiritual es la que se logra en relación, en don para el otro.
A imagen y semejanza de Dios.
Basados en la antropología, sabemos que cada persona tiene una dignidad intrínseca y un valor único y esencial, que provienen de su origen divino.
En el contexto de la terapia, la visión del ser humano como imagen y semejanza de Dios puede tener importantes implicaciones. En el enfoque terapéutico integral del Método IMA, esta visión se integra a través de la atención a la dimensión espiritual de la persona y el reconocimiento de su valor y dignidad como ser humano creado por Dios.
¿Cuál es la antropología de esta visión?
En la antropología cristiana, algunos teólogos y pensadores han profundizado en la idea de que el ser humano ha sido creado a imagen de la Santísima Trinidad. Esta perspectiva sugiere que así como Dios es una unidad de tres personas en una sola esencia, el ser humano también es una unidad de cuerpo, alma y esta, en su parte más elevada o profunda, es espiritual.
En el contexto de la terapia, es importante considerar la complejidad y la unidad de la persona en su totalidad. Este enfoque implica la concepción fundamental de existir por haber sido amado y como tal, llamado al amor en su doble dirección amar y ser amado.
La imagen de la Santísima Trinidad nos recuerda que la verdadera salud emocional y espiritual es la que se logra en relación, en la madurez del amor y vocación como don para el otro.
¿Hay evidencia científica?
De entre los psicólogos importantes que han explorado la relación entre la espiritualidad y la psicología, entresaco a Rudolf Allers, el cual exploró la relación entre la filosofía y la psicología, y ha destacado la importancia de la dimensión trascendente en la vida humana y su relevancia para la salud mental. En su libro «Psicología y espíritu humano», Allers argumentó que la psicología y la filosofía deben trabajar juntas para comprender la naturaleza humana. Conceptos clave como mente, libertad y responsabilidad individual tienen implicaciones para la comprensión de la psicología humana y, por tanto, en la psicoterapia.
Seguimos con evidencia científica…
Otros psicólogos han utilizado y se han inspirado en las ideas filosóficas de Allers para desarrollar su trabajo en psicología, por ejemplo, el psicólogo humanista Abraham Maslow, conocido por su teoría de la jerarquía de necesidades, se inspiró en la filosofía de Allers, entre otros, para desarrollar su concepto de autorrealización y su enfoque en la psicología positiva. Abraham Maslow identificó la necesidad de autorrealización, pero también de afiliación y afecto como necesidades psicológicas básicas en su teoría de la jerarquía de necesidades.
Maslow argumenta que, una vez que se han satisfecho las necesidades fisiológicas y de seguridad, las personas tienen la necesidad de sentirse amadas y aceptadas por los demás. Esta necesidad se encuentra en la tercera capa de la pirámide.
Las necesidades sociales y de afecto son aquellas que se refieren a las relaciones interpersonales, la pertenencia y el amor. Maslow argumentó que estas necesidades son esenciales para el bienestar psicológico y que la falta de satisfacción de estas necesidades puede llevar a la soledad, la depresión y otros problemas emocionales.
Animo a profundizar en esta visión que puede ser un punto de partida para ayudar a las personas a conectarse con su propia dignidad y valor, imprescindible en su proceso de curación emocional y autorrealización.