La necesidad de una mirada integral de la persona, llamada a amar y ser amada…
La antropología cristiana se basa en que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Esta creencia significa que cada persona tiene una dignidad intrínseca y un valor único y esencial, que provienen de su origen divino, es decir, hecho a imagen de la Trinidad. Esta imagen puede ser un recordatorio para las personas que buscan curación emocional y espiritual de que están llamadas a vivir en relación, concepto importante para fomentar la conexión con los demás y la comunidad en el proceso de sanación.
El Método IMA como camino para curar la afectividad.
En el contexto de la terapia, la visión del ser humano como imagen y semejanza de Dios puede tener importantes implicaciones, por ejemplo, es un recordatorio para los terapeutas de la importancia de respetar la dignidad de cada persona, como única e irrepetible, independientemente de sus circunstancias o problemas.
En el enfoque terapéutico integral del Método IMA, la visión del ser humano se integra a través de la atención a las tres dimensiones de la persona en unidad de cuerpo, alma y espíritu y el reconocimiento de su valor como ser creado y amado por Dios, llamado a amar y ser amado. Esta visión nos recuerda a los terapeutas la importancia de considerar la complejidad y la unidad de la persona en su totalidad.
Este enfoque es el punto de partida para ayudar a las personas a conectarse con su propia dignidad y valor, y como consecuencia el valor de los otros, muy importante en el proceso de curación emocional y espiritual de las heridas familiares.
Psicólogos y científicos que avalan esta visión.
Algunos psicólogos importantes que han explorado la relación de las tres dimensiones incluyen a Carl Jung o William James.
Carl Jung, fundador de la psicología analítica, hablaba sobre la importancia de la dimensión espiritual en la vida humana y su inclusión en el proceso terapéutico.
William James, conocido como el padre de la psicología estadounidense, exploró la conexión entre la religión y la experiencia personal. James creía que la experiencia religiosa podía proporcionar un sentido de propósito y significado en la vida.
Psicólogos contemporáneos como Jordan Peterson, Lisa Miller y David Myers también han hablado sobre la importancia de la dimensión espiritual en la vida humana y su relevancia en el proceso terapéutico.
Otros, como Rudolf Allers antes y después Martín Echevarría, también han abordado la relación entre la espiritualidad y la psicología.
Rudolf Allers, ha explorado la relación entre la filosofía y la psicología, y ha destacado la importancia de la dimensión trascendente en la vida humana y su relevancia para la salud mental.
Martín Echevarría, por su parte, es un filósofo español que ha trabajado en el campo de la filosofía de la religión y la antropología filosófica y la relación entre la espiritualidad y la psicología en diversos trabajos, destacando la importancia de integrar la dimensión espiritual en la psicología, destacando su importancia y relevancia como parte esencial de la vida humana y que su inclusión en el proceso terapéutico, para una comprensión plena de la experiencia humana, puede ser crucial para la curación de heridas emocionales y traumas.
Ahora bien, también es importante distinguir que aunque las tres dimensiones están en continua interacción, no deben ser tratadas por cualquier persona.
Es habitual encontrar la confusión entre el ámbito psíquico y espiritual en personas que sufren heridas. El enfoque psíquico es diferente al espiritual, por lo que son distintos los profesionales que deben hacerlo frente. Entraré en esta idea en el próximo post.