Amparo Alonso Valdivieso.
A lo largo de nuestra existencia, todos los individuos nos veremos enfrentados en uno o varios momentos a situaciones que tienen el potencial de generar traumas. No obstante, es importante destacar que las vivencias no afectarán a todas las personas de igual forma.
Cuando una persona experimenta un trauma, su percepción de sí misma se ve alterada, volviéndose menos segura y confiada. Como resultado, las reacciones pueden variar desde la confrontación activa hasta la parálisis o la evitación de situaciones percibidas como amenazantes, que pueden ser tanto reales como producto de su imaginación. Esta desconexión lleva a la persona a distanciarse de relaciones y entornos, ya que se siente ansiosa, insegura, temerosa o simplemente no puede adaptarse como solía hacerlo antes del trauma.
Hay varios tipos de traumas:
- TEA: Trauma por estrés agudo, que se relaciona con un evento único. Ejemplo: un accidente de auto.
- TEPT: Trastorno por Estrés Post Traumático, que se relaciona con un evento único, -o muchos eventos secuenciales, relacionados o no entre sí-, y con una exposición a circunstancias que continúan siendo estresantes o amenazantes, es decir que hubo un evento único después del cual la persona no experimentó un período de seguridad que le permitiera procesar lo sucedido. En este trastorno los síntomas persisten al menos tres meses posterior al evento traumático.
- Trauma complejo o relacional: Se relaciona con eventos que no han podido ser procesados por la persona y que se extienden en el tiempo, sin que se experimenten períodos de seguridad. Ejemplo: violencia intrafamiliar.
- Trauma del desarrollo: Se relaciona con el sufrimiento de un niño durante su crecimiento
- TE o TID: trauma extremo o trastorno de identidad disociativo, que se relaciona con múltiples eventos traumáticos que la persona no ha procesado y que le impiden llevar a cabo una vida normal sin sentirse amenazada constantemente.
Origen del trauma
La traumatización puede surgir a lo largo de la vida, tanto en la infancia como en la edad adulta, y sus orígenes pueden ser variados. Puede derivar de experiencias traumáticas como la separación temprana, la pérdida de seres queridos, la negligencia por parte de los cuidadores primarios, la violencia en el entorno familiar, así como el testigo o víctima de maltrato psicológico en la vida cotidiana. Además, situaciones como largos exilios o migraciones debidos a la pobreza o conflictos bélicos, la persecución política y otros casos que se ajustan a los criterios del trauma complejo también pueden ser desencadenantes. Incluso la acumulación de microagresiones, a veces sin intención de causar daño, puede llevar a la traumatización cuando estas agresiones son constantes y persistentes. Estos conceptos están respaldados por expertos, como Leuzinger–Bohleber (2015), Frewen y Lanius (2015), Shapiro (2010), Howe (2005), Fonagy, Gergely, Jurist y Target (2004), Herman (2004), Bateman y Fonagy (2004; 2006), y Allen (1995).
Manifestaciones del trauma
Los síntomas son manifestaciones emocionales, cognitivas y conductuales que indican la presencia del trauma, y cada individuo los experimenta de manera única. Entre los síntomas más comunes se incluyen:
- Sentimientos de ansiedad sin una causa evidente.
- Permanecer en un estado constante de alerta y miedo.
- Experimentar tristeza persistente o incluso ser diagnosticado con distimia o depresión grave.
- Pérdida del habla sin razones fisiológicas aparentes.
- Aislamiento y la renuencia a buscar ayuda debido a la desesperación.
- Reacciones violentas o agresivas ante situaciones cotidianas.
- Dificultad para establecer relaciones con otros individuos.
- Dolores de cabeza, problemas estomacales o en el pecho sin causas fisiológicas evidentes.
- Experimentar pesadillas recurrentes, insomnio o dormir en exceso.
- Pensamientos intrusivos relacionados con uno o varios eventos traumáticos.
- Dificultad para llevar a cabo las actividades diarias debido a las emociones o pensamientos que lo impiden.
En términos generales, el trauma impide a una persona sentirse bien y en paz consigo misma, manteniendo un estado de alerta que parece no ceder, incluso cuando intenta cambiar de actividad o distraerse.
En muchos casos, los eventos traumáticos ocurrieron en el pasado, pero la persona sigue experimentando sufrimiento como si el evento grave hubiera sucedido recientemente. Esto puede llevar a la sensación de ser incomprendido y aislado, ya que la persona puede temer compartir sus sentimientos debido al miedo al juicio de los demás.
Psicotraumatología. ¿Qué es?
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¿Qué es la Psicotraumatología?
Esta disciplina se dedica al estudio de cómo los traumas se arraigan en el cerebro y dan lugar a emociones, pensamientos y comportamientos, y se enfoca en diseñar enfoques terapéuticos basados en una comprensión profunda del funcionamiento cerebral. Estos enfoques terapéuticos consideran la integración de los recursos individuales de la persona como parte fundamental del proceso de curación.
A través de terapias respaldadas científicamente, documentadas y profesionales llevadas a cabo por terapeutas capacitados y actualizados en enfoques como EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular), IFS (Sistemas Internos de la Personalidad), terapia sensoriomotriz, tanto el terapeuta como el paciente recorren un camino hacia la recuperación y el desarrollo de hábitos que fomentarán el fortalecimiento, el aprendizaje y la consecución de una vida de bienestar duradero.
EMDR, una terapia desarrollada por Francine Shapiro, ha demostrado su eficacia en pacientes que han experimentado traumas complejos, traumas severos y han sobrevivido a desastres naturales y conflictos bélicos. Esta forma de terapia comprende ocho fases, entre las cuales se emplea la estimulación bilateral del cerebro a través de movimientos oculares y/o táctiles, lo que contribuye al procesamiento de los eventos traumáticos.
Por otro lado, IFS, una terapia creada por Richard Schwartz, se centra en la integración de las diversas partes de la personalidad, reconociendo que cada individuo alberga fragmentos protectores, sensibles y defensores que responden en función del impacto del trauma y contribuyen a la supervivencia y adaptación a las circunstancias.
¿Cuáles son los objetivos de la terapia enfocada al trauma?
Cuando una persona experimenta un trauma, el cerebro puede verse afectado en diversas áreas. En este contexto, un terapeuta se dedica a explorar los síntomas de la persona, examinando la activación cerebral y diseñando intervenciones específicas para abordar la perturbación existente y los síntomas.
Un terapeuta especializado en trauma se caracteriza por abstenerse de emitir juicios sobre la persona o sus circunstancias. En su lugar, se involucra de manera empática y compasiva, llevando a cabo una escucha activa sin realizar interpretaciones. Los objetivos terapéuticos se centran en los siguientes aspectos:
- Facilitar el desarrollo de herramientas que ayuden al consultante a regular sus emociones y a reducir la perturbación provocada por los eventos traumáticos.
- Establecer un entorno terapéutico seguro, donde el consultante pueda tomar conciencia de su propia resiliencia.
- Involucrar al individuo en su propio proceso de sanación, permitiendo que sea el principal impulsor de su mejoría, avanzando a su propio ritmo y de acuerdo con su propio progreso.
- Fomentar la toma de conciencia de los recursos físicos, mentales, emocionales, espirituales, relacionales y contextuales del consultante, con el fin de empoderarlo y mejorar su autoestima.
- Facilitar el reprocesamiento de los eventos traumáticos y ayudar a resignificarlos, transformándolos en oportunidades de aprendizaje que permitan el desarrollo de nuevos hábitos.
- Ayudar en la reestructuración de la forma de pensar del consultante acerca de lo sucedido, de sí mismo y de los demás, promoviendo una perspectiva saludable y segura.
- Colaborar en la construcción de relaciones y entornos donde el consultante pueda cultivar sus habilidades y recursos psicológicos y emocionales.
Finalmente te diré que en la psicotraumatología, el objetivo es claro: capacitar a las personas para que sean las conductoras de su propio proceso de fortalecimiento. Con el apoyo de terapeutas comprensivos, el desarrollo de herramientas para regular las emociones y la construcción de un espacio seguro, cada individuo puede emprender un viaje de transformación. A través de la toma de conciencia de los recursos personales, el reprocesamiento de eventos traumáticos y la reestructuración de pensamientos limitantes, se construye un camino hacia una vida de bienestar perdurable. En última instancia, la psicotraumatología nos recuerda que, incluso después de la tormenta más intensa, la resiliencia y el crecimiento son posibles. Si has experimentado un trauma, nunca estás solo en tu proceso de recuperación. ¡Aquí estamos para apoyarte en tu camino hacia la salud y el desarrollo!
Si has experimentado un trauma y sientes que necesitas apoyo en tu proceso de recuperación y crecimiento, no dudes en buscar la ayuda de un psicólogo psicotraumatólogo. Estos profesionales están capacitados para brindarte el acompañamiento necesario. Tu bienestar merece toda la atención y cuidado. No estás solo en este viaje.