Desde una mirada profunda
El ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, siendo una persona singular e irremplazable. Nuestra naturaleza, siempre en desarrollo, abarca las dimensiones biológica (cuerpo), psicológica (mente y emociones) y espiritual (autotrascendencia), las cuales forman una unidad inseparable.
Las Dimensiones del Ser Humano
Dimensión Física u Orgánica
La parte física u orgánica se refiere a nuestro cuerpo. El dolor, tanto el físico, está en el cuerpo. También cuando sentimos miedo, se activa una parte de nuestro cerebro y afecta al sistema nervioso.
Dimensión Psicológica
La parte psicológica tiene que ver con nuestros recuerdos, que en parte son la base de la salud mental, y con el modo en que vivimos las cosas por dentro: nuestras emociones, lo que nos motiva, cómo percibimos las cosas. El sentido de nuestra vida, nuestra conexión con nosotros y con los demás, está relacionado con ello.
El Trauma Psicológico y su Impacto
El trauma psicológico se produce cuando el recuerdo de un suceso se ha guardado en nuestro cerebro de una manera disfuncional, afectando a nuestras reacciones. Nuestro cerebro funciona de manera organizada de abajo a arriba, es decir, desde el tallo cerebral hasta el neocórtex, y de arriba abajo. Sabemos por neuroimágenes cerebrales que todo esto puede quedar comprometido y dejar una huella neuronal.

La confusión de estas categorías ha conducido a una comprensión distorsionada, moralizando condiciones patológicas inimputables. La vivencia traumática puede evocar un estado transitorio de enajenación mental, caracterizado por una sensación de irrealidad y despersonalización, íntimamente ligada a alteraciones de la memoria y la propia identidad. La experiencia traumática conlleva una disfunción de la aprehensión tanto sensible como intelectual, incidiendo profundamente en la memoria y la autopercepción.
Tiene sentido pensar que, teniendo en cuenta la doctrina de Santo Tomás, ante la percepción de peligro, la respuesta corporal va a ser una respuesta refleja, sin la mediación de la razón. Podría pensarse que si esto pasa en fases de desarrollo cerebral, esto provocaría una inscripción neurobiológica en las redes de memoria, dando lugar a lo que llamamos memoria traumática. La vivencia del trauma se distingue por la presencia de un terror extremo, parálisis psicomotora, alteración de la percepción sensorial, obnubilación de la razón, deficiente funcionamiento de la memoria sensible, incapacidad para actualizar la conciencia del propio ser y un cierto grado de desvanecimiento de la identidad, configurando una experiencia extática momentánea que guarda similitud con la locura.
Las Pasiones según Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino habló de las pasiones como movimientos afectivos del apetito sensitivo. Estas no son ni buenas ni malas, sino que su calificación ética radica en que sean subordinadas a la razón. Es muy importante saber que para este santo doctor había cosas que pueden nublar la razón y comprometer el ejercicio de la voluntad, es decir, la capacidad para conocer la verdad y hacer el bien.
Santo Tomás clasificó once pasiones, dividiéndolas en dos grupos: las que nos hacen buscar el placer (amor, odio, alegría, tristeza, deseo, aversión) y las que nos dan energía para superar dificultades (esperanza, desesperación, miedo, valentía, ira). La operatividad de la razón se encuentra intrínsecamente ligada a las potencias sensitivas, cuyo menoscabo obstaculiza su pleno ejercicio. Las pasiones, como el temor o el miedo, tienen la potencialidad de distorsionar el juicio y desviar la voluntad del bien cuando escapan al imperio de la razón.

Categorías de Dificultades Psíquicas
Habría entonces tres categorías distintivas de dificultades psíquicas:
- Las secuelas de experiencias adversas que no llegan a anular la función racional.
- Los efectos de experiencias traumáticas que sí provocan un oscurecimiento de la razón.
- Las patologías de base orgánica.
Aquí me propongo hablar de la segunda categoría: los efectos de experiencias traumáticas que provocan oscurecimiento de la razón.
Las Dimensiones Afectadas por el Trauma
Las dimensiones que se ven afectadas por el trauma son:
- El desarrollo neurobiológico: El cerebro se cablea dependiendo del contexto. Cuando el contexto es peligroso, no puede regularse, no puede estar bien.
- La incapacidad de estar en el presente: El cuerpo siempre vive en el pasado.
- La desconexión de otras personas: No puedes confiar en nadie, te aísla. El doctor Gabor Maté habla de cómo la desconexión de los demás es la raíz más profunda de las adicciones. Te desconecta, cómo no, de la vida sobrenatural, y una cierta incapacidad para descubrir a Dios como el Amor que es.
- La desconexión de ti mismo: No hay ningún lugar que te haga sentir seguro, ni siquiera tú mismo. La última desconexión es el suicidio.
- La desconexión de quién soy en realidad: Ese ser creado a imagen y semejanza de Dios, don para otros, sumamente amado y llamado a compartir la vida divina.

Confirmación Teológica y Neurocientífica
Se confirma la doctrina de Santo Tomás con estudios de neuroimagen que evidencian que emociones de elevada intensidad, suscitadas por la rememoración de incidentes críticos, inducen un incremento de la actividad en las regiones subcorticales del encéfalo y una significativa disminución del flujo sanguíneo en diversas áreas del lóbulo prefrontal, dotando a las memorias traumáticas de una cualidad atemporal e involuntaria. Son memorias congeladas en aquello que pasó y que se siguen viviendo como si estuvieran pasando ahora.
Abordajes Terapéuticos y Teológicos
Terapia Informada en Trauma
La terapia informada en trauma busca reprocesar la memoria traumática a nivel neurobiológico, bajando la activación emocional y sensorial a nivel del sistema nervioso y facilitando la activación del neocórtex o cerebro racional, posibilitando que la razón otorgue una forma coherente a las memorias fragmentadas. Consuela a mi pueblo. Sabiendo todo esto, pensamos que el abordaje terapéutico del trauma se erige como una herramienta valiosa para la remoción de obstáculos anímicos, particularmente el temor intenso asociado a experiencias traumáticas, facilitando así una vida afectiva ordenada y gobernada por la razón.
Reflexiones Teológicas sobre la Gracia y las Deficiencias Humanas
En cuanto a razones teológicas, en la doctrina de Santo Tomás, dice José Mª Iraburu que la gracia perfecciona al alma misma, que es distinta de sus potencias y que el grado de una virtud como hábito no se identifica necesariamente con su facilidad para ejercitarse en actos. Por eso, identificar sin más grado de virtud y grado de su ejercicio es un grave error, que trae en la vida espiritual dudas, esfuerzos y muchos sufrimientos a las personas. Por su parte, prosigue Iraburu, da ocasión a que los prójimos bienintencionados (directores o acompañantes espirituales) hagan exhortaciones inútiles y perjudiciales, y frecuentes correcciones inoportunas, que pueden confundir al que sufre esas pruebas y hundirlo en la más negra miseria.
Es verdad que un hábito virtuoso facilita el ejercicio de los actos que le son propios. Pero no siempre es así (Summa Thlg. I-II,65,2 ad 2m). Por ejemplo, dice Iraburu: al hombre fuerte en la esperanza y lleno de angustias neuróticas, porque padece la hipofunción de no sé qué glándula.
Espiritualismo vs. Psicologismo
A veces, encontramos dos enfoques distintos: el espiritualismo o el psicologismo.
El Espiritualismo
Por ejemplo: El espiritualismo, el sacerdote que piensa que todo se soluciona con rezar o hacer sacrificios (algunas cosas sí se solucionan así, otras no, porque lo que es natural debe enfrentarse desde lo natural. Para eso está la psicología o la medicina, si es orgánico). A estos sacerdotes no se les ocurriría derivar al Santísimo a un enfermo de cáncer, o quizá sí, a lo mejor le manda a Lourdes, pero tiene claro que de curarse sería un milagro, es decir, una solución sobrenatural a un problema natural; sin embargo, sí es habitual decirle que para problemas psicológicos, el Señor le va a curar si reza. Problema: si reza y no se cura, va a pensar que:
- o lo está haciendo mal
- o que el Señor no le quiere curar
- o que directamente, Dios no existe
El Psicologismo
Y por otro lado, el psicologismo, el psicólogo ciego a la parte espiritual, para el cual no existe nada que quede fuera de lo comprobable o inmanente. Por ejemplo, un psicólogo que le dice a una amiga (caso real) después de preguntarle en una evaluación rutinaria cómo está, esta le responde, bien gracias a Dios, y la profesional muy escandalizada, deja de escribir, la mira y le dice: “¿perdona, gracias a quién?”
Unos y otros hacen bastante daño a la persona que a menudo vuelve a casa sintiéndose, como poco, no comprendida, y muchas veces, retraumatizada. Dice Iraburu: “la negación de los santos no-ejemplares implica una mala doctrina sobre la gracia y lleva a conductas crueles con uno mismo y con los otros. Los planteamientos voluntaristas pelagianos o semipelagianos, al ser falsos, necesariamente causan graves penalidades y perjuicios en la vida espiritual.”

Paz Interior y Santificación
Cuando estas verdades se entienden rectamente, acrecientan mucho en el cristiano la paz interior y la libertad de espíritu, la confianza alegre y la perfecta unión con Dios, por un amor lleno de agradecimiento. Termina Iraburu diciendo: Y recuérdese siempre que, después de todo, la plena santificación del hombre se da solo en la resurrección: «Sabemos que cuando [Cristo] aparezca, seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es» (1Jn 3,1).

